Notas para un diario de rodaje (7a)

Sábado 23 de Junio de 2007.
Décimo día de rodaje en el D.F.
La locación es de nuevo la unidad Lomas de Plateros.


Ha llovido parte de la tarde (el llamado fue a las seis p.m.), y eso ha obligado a modificar el plan. Inicialmente se iniciaría con las tomas en exterior en la explanada, para acabar en la madrugada con una escena en el departamento del personaje de Kieri (Jorge Becerra); ahora es al revés, y todo el crew se apelotona en otra minúscula habitación para filmar. Igual que ayer, es preferible no estorbar, y de hecho resulta curioso observar como en las pequeñas escaleras que llevan hasta la puerta del departamento en cuestión, en un cuarto piso, se aglutinan los miembros del staff que ya no cupieron adentro, o que mientras se rueda no tienen nada que hacer en el interior. Técnicos, maquillista, Jesús y la gente de arte, Roberto, Jonathan del cattering con su charola de hamburguesas de snack, y yo, esperando a que Julio Quezada grite ¡corte! para poder hablar y proseguir platicas que se interrumpen abruptamente cuando se advierte que va a ser toma.

Aproximadamente a las 12 de la noche se termina el trabajo en interior, y como por arte de magia cesa la ligera lluvia que persistentemente había estado cayendo desde que anocheciera. El crew,, así, se traslada a la explanada para filmar. La sorpresa es que la primera toma en exterior tampoco nos va a permitir ver filmar, ya que se trata de un dolly circular que obliga a todos a refugiarse en alguna parte (un arbusto, detrás de una puerta), o ya de plano, alejarse del set para no aparecer en la toma sin tener nada que hacer en ella. De hecho, se trata de una escena que ocurre supuestamente en la madrugada, y no debe de haber extras a la vista, por lo que Julio y compañía deben estar particularmente vigilantes de que nadie esté echando ojo en los alrededores, y a pesar de la hora son bastantes los vecinos mirones que ojean y como siempre preguntan a quien pase que qué se está filmando y con quien. Es decir, que la ironía es que por ahora resulta uno tan estorboso acá afuera como adentro.


Alejarse del set, sin embargo, le permite a uno percatarse de cómo en otros flancos prosigue la actividad. Ya sea en el departamento en donde se ha improvisado el área de maquillaje, y en donde también Ernesto prepara reportes de producción y el llamado del día siguiente; o bien en los departamentos que ya cumplieron su cometido como sets y en donde ahora Jesús, Alvaro ó Carolina trabajan afanosamente desmontando elementos para dejar todo como estaba antes de nuestra llegada. También, es un sitio destacable por su actividad la zona del cattering, o sea, el comedor y cocina en la que se preparan lo que cenarán (en este caso de llamado nocturno), las aproximadamente 50 personas que formamos parte del crew.

A estas alturas, por otra parte, son ya muchos los que me comentan que han leído las primeras entradas de este diario (o mejor dicho, de estas notas para un diario), y hay quienes, como Giovanna, se muestran insistentes respecto al hecho de que esperaban algo así como un chismógrafo, o notas de color sobre lo que ocurre durante el rodaje. Supongo que las habrá, sobre todo cuando este diario alcance su forma final una vez concluida la filmación en su totalidad (hay cosas que deberán esperar para ser contadas), pero también insisto en que escribo más que nada como una forma de reflexionar acerca del proceso creativo de este equipo y como una manera de entender como funciona la maquinaria del cine. Al final, intento ser testigo más que nada de cómo Julián va dando forma a su película.

En materia de notas coloridas, podría mencionar que Giovanna y Jorge han iniciado ya un affaire que de alguna manera ha tenido su efecto en el equipo de filmación (Julián incluido), o bien que uno de los pocos roces que han ocurrido entre el equipo fue resuelto hoy, una vez que Roberto y Elvia, la responsable de maquillaje, han dirimido la disputa que tuvieron prácticamente desde el inicio del rodaje, y que los tuvo sin dirigirse la palabra todos estos días. Por el contrario, la atmósfera de este filmación ha sido una más bien pacifica y cordial, y ha eso contribuye sin duda una cabeza como Julián, nada más alejado del cliché del director histérico y gritón, y un productor como Roberto, quien parece tener la capacidad innata de ser amigable y bonachón con todos y cada uno de los elementos del crew.

En muy contadas ocasiones podría decirse que se ha visto a Julián de mal humor en el set, y la muy esporádica presencia de este estado de animo estoy seguro que ha resultado inadvertible para muchos, dada la ausencia de, como se diría popularmente, gritos y sombrerazos. En todo caso, su mal humor debería definirse más bien como desesperación o frustración frente a la incapacidad de algún actor de resolver algo, y también frente a dificultades técnicas que han modificado la concepción de alguna de las tomas.

Ya faltando muy poco para que saliera el sol la mañana del domingo, es increíble darse cuenta de que muchos han tienen una larga serie de asuntos pendientes que resolver antes de irse a la cama. Elvia, por ejemplo, se trasladó a la locación de la Casa del estudiante para preparar cosas para el llamado del próximo martes; y da pereza pensar en como el equipo técnico, una vez que se dé el grito de wrap it up, tendrá todavía que levantar y trasladar a los camiones infinidad de cables, luces y otros muchos aditamentos. De hecho, el lunes, día de descanso, muchos tendrán que resolver situaciones concernientes al rodaje de los siguientes días. Por lo pronto, el domingo muchos dormirán lo que no han dormido en todos estos días de rodaje nocturno. Hoy fue, afortunadamente, el último de ellos.