Día 17 de rodaje en el D.F.
La locación ahora es el Bar Oasis, ubicado justo en el centro de la ciudad, a muy pocos pasos del Teatro Blanquita y de la Plaza de Garibaldi. El llamado fue otra vez a las 7 de la mañana, y a lo largo del día se recreará en el bar la actividad propia de las noches. Para esto, lógicamente, se requieren otra vez una buena cantidad de extras, ahora muchos de ellos amigos de la producción, y ante la falta de una buena cantidad de ellos (de extras, no de amigos), se ha echado mano de varios de los miembros del crew. Incluso yo he extreado, colocado de espaldas a la cámara, y sentado en una mesa junto a Jesús Torres Torres, uno de nuestros dos directores de arte.
La escena a filmar busca ilustrar el ambiente de trabajo del personaje de Ryo, y su primer encuentro con el personaje de Juan Carlos Torres. Son ellos, pues, los únicos dos actores que han tenido llamado hoy. Podemos decir, a juzgar por el clima de trabajo del Día de hoy, que ya se ha asentado un ritmo de rodaje y se ha conseguido una atmósfera por demás tranquila y relajada. Hoy, por ejemplo, no ha habido mayores contratiempos, pero incluso en los días en los que si los ha habido (obligando a modificar escenas), nunca se ha percibido una tensión particularmente incomoda ó se ha llegado a los gritos o a disgustos mayores.
La tranquilidad de esta jornada se hace evidente sobre todo a la hora de la comida, ya que es uno de los pocos días (y esto sí hay que anotarlo) en que Julián y Cantú se han trasladado al comedor a la hora del corte a comer, y han permanecido ahí comiendo con calma y siendo participes de conversaciones que la mayor parte de las veces se apartan de lo que está ocurriendo en el set. Generalmente, director y fotógrafo permanecen todo el tiempo en el set y el servicio de alimentación debe llevarles un box lunch que consumen con rapidez para no distraerse demasiado tiempo del proceso de trabajo. Esto ocurre también con algunos de quienes están cercanos a ellos en su labor, o bien, el crew se organiza para tomar turnos e ir a comer. Como señalé, no es hoy el caso, y la filmación transcurre con calma y rapidez al punto de que el corte se da aproximadamente a las cinco de la tarde.
Este día relajado y tranquilo, por otra parte, ha hecho más evidente que de costumbre una curiosa característica de Julián, y esa es su aparente posesión del don de la ubicuidad. Es como si tuviera la capacidad de estar en todos lados a la vez, o mejor dicho, de aparecer en los lugares más inopinados en el instante preciso, es decir, cuando en una conversación cualquiera alguien tiene algo que decir sobre el rodaje, la película y su persona. Creo que todos hemos experimentado el estar conversando y percatarse súbitamente de que Julián está ahí, a un lado, escuchando lo que uno dice, sin decir nada, desde quien sabe cuanto tiempo atrás. O peor aún, es común darse cuenta de que él esta ahí cuando se decide a intervenir en la plática. También Elvia, la maquillista, me comentó que Julián a veces está a varios metros de distancia de una conversación, aparentemente concentrado en otra cosa, y de pronto acota algo evidenciando que está pendiente de todo lo que se diga en su set. Sobre todo, quienes han sido victimas de esta discreta forma de Julián de acercarse a las conversaciones han sido los actores, muy dados a hablar de más y decir barbaridades, por cierto.
En todo caso, lo que me queda absolutamente claro es que trabajamos con un director que está ahí, en el set, todo el tiempo, cualidad de la muchos directores no podrían presumir y que al final, innegablemente, tiene su efecto y deja su sello en el producto final.
La locación ahora es el Bar Oasis, ubicado justo en el centro de la ciudad, a muy pocos pasos del Teatro Blanquita y de la Plaza de Garibaldi. El llamado fue otra vez a las 7 de la mañana, y a lo largo del día se recreará en el bar la actividad propia de las noches. Para esto, lógicamente, se requieren otra vez una buena cantidad de extras, ahora muchos de ellos amigos de la producción, y ante la falta de una buena cantidad de ellos (de extras, no de amigos), se ha echado mano de varios de los miembros del crew. Incluso yo he extreado, colocado de espaldas a la cámara, y sentado en una mesa junto a Jesús Torres Torres, uno de nuestros dos directores de arte.
La escena a filmar busca ilustrar el ambiente de trabajo del personaje de Ryo, y su primer encuentro con el personaje de Juan Carlos Torres. Son ellos, pues, los únicos dos actores que han tenido llamado hoy. Podemos decir, a juzgar por el clima de trabajo del Día de hoy, que ya se ha asentado un ritmo de rodaje y se ha conseguido una atmósfera por demás tranquila y relajada. Hoy, por ejemplo, no ha habido mayores contratiempos, pero incluso en los días en los que si los ha habido (obligando a modificar escenas), nunca se ha percibido una tensión particularmente incomoda ó se ha llegado a los gritos o a disgustos mayores.
La tranquilidad de esta jornada se hace evidente sobre todo a la hora de la comida, ya que es uno de los pocos días (y esto sí hay que anotarlo) en que Julián y Cantú se han trasladado al comedor a la hora del corte a comer, y han permanecido ahí comiendo con calma y siendo participes de conversaciones que la mayor parte de las veces se apartan de lo que está ocurriendo en el set. Generalmente, director y fotógrafo permanecen todo el tiempo en el set y el servicio de alimentación debe llevarles un box lunch que consumen con rapidez para no distraerse demasiado tiempo del proceso de trabajo. Esto ocurre también con algunos de quienes están cercanos a ellos en su labor, o bien, el crew se organiza para tomar turnos e ir a comer. Como señalé, no es hoy el caso, y la filmación transcurre con calma y rapidez al punto de que el corte se da aproximadamente a las cinco de la tarde.
Este día relajado y tranquilo, por otra parte, ha hecho más evidente que de costumbre una curiosa característica de Julián, y esa es su aparente posesión del don de la ubicuidad. Es como si tuviera la capacidad de estar en todos lados a la vez, o mejor dicho, de aparecer en los lugares más inopinados en el instante preciso, es decir, cuando en una conversación cualquiera alguien tiene algo que decir sobre el rodaje, la película y su persona. Creo que todos hemos experimentado el estar conversando y percatarse súbitamente de que Julián está ahí, a un lado, escuchando lo que uno dice, sin decir nada, desde quien sabe cuanto tiempo atrás. O peor aún, es común darse cuenta de que él esta ahí cuando se decide a intervenir en la plática. También Elvia, la maquillista, me comentó que Julián a veces está a varios metros de distancia de una conversación, aparentemente concentrado en otra cosa, y de pronto acota algo evidenciando que está pendiente de todo lo que se diga en su set. Sobre todo, quienes han sido victimas de esta discreta forma de Julián de acercarse a las conversaciones han sido los actores, muy dados a hablar de más y decir barbaridades, por cierto.
En todo caso, lo que me queda absolutamente claro es que trabajamos con un director que está ahí, en el set, todo el tiempo, cualidad de la muchos directores no podrían presumir y que al final, innegablemente, tiene su efecto y deja su sello en el producto final.
1 comentario:
Yo sólo quiero decir: me regocijo (con el estómago apretado, porque nunca pude ir a ningún día de rodaje). Qué envidia tan regocijante, grrgrrGRGgrrgRGGRRgrrgrrgg...
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