Martes 19 de Junio de 2007. Sexto día de rodaje en el Distrito Federal
Locación: Cine Tacuba, en la Calzada México, Tacuba. Al norte de la Ciudad.
Por: Joaquín Rodríguez.
El llamado es a las 8 de la noche, y por primera vez desde el inicio del rodaje son advertibles los rostros de numerosos actores (fuera de los cuatro protagónicos o yo), que también formarán parte del elenco en breves intervenciones.
Las escenas a filmarse hoy y los próximos dos días en este lugar corresponden a los encuentros que los protagonistas sostienen en un cine para adultos como los que todavía subsisten en el Distrito Federal.
De entrada, para quien no lo sepa, resulta sumamente interesante el fenómeno de estos cines, que proyectan viejas cintas eróticas de los 70 de naturaleza heterosexual, pero para una audiencia primordialmente masculina que realmente no muestra ningún interés por ver estas películas, sino que aprovecha la obscuridad de estas salas para “ligar” (por no decir tener relaciones fugaces), con otros hombres.
Estas salas, por otra parte, como lo son el Cine Teresa, el Río, y el propio Tacuba, son las escasas sobrevivientes de aquellos viejos cines de antaño, galerones inmensos para cientos de espectadores, y que desaparecieron casi en su totalidad durante la pasada década.
El Cine Tacuba nunca fue un cine notable por su arquitectura ni por belleza de ningún tipo, y de hecho, no era la locación soñada por Julián ni por Roberto. De alguna manera, por tamaño, comodidad para albergar al crew, accesibilidad de su propietario, y el hecho de que sea un viejo cine que todavía se conserva activo (más no en buenas condiciones, aunque esa decadencia se presta para la historia del filme), fue esta la mejor opción para rodar, pero el Cine Teresa, en Eje Central, definitivamente era el sueño dorado de la producción. Por desgracia, no lo prestaron, así de simple, lo cual fue una lastima ya que ese sí es un local sobreviviente del pasado glorioso de las enormes y lujosas salas de cine de esta ciudad.
De hecho, luego de la negativa de los propietarios del Teresa, la búsqueda de nuevas opciones solo patentizo hasta que punto ha cambiado el panorama de la exhibición en el país, y como, por desgracia, los cines de antaño han pasado ya a mejor vida.
Unos, muchos, han sido derruidos, otros transformados en comercios, locales de banco, estacionamientos, etc; y otros más, los menos, permanecen ahí, acumulando polvo y viendo deteriorarse sus instalaciones sin que nadie haga nada. Ese es el caso del Cine Opera, un verdadero palacio que se visitó como una posible opción pero que tuvo que ser descartada ya que diez años de abandono desde la última proyección lo han convertido en una verdadera ruina.
Otras salas en ruinas, como el Ariel, fueron en su momento convertidas en multisalas, es decir, fueron mutiladas (si es que cabe tal expresión), y ahora, ya cerradas, fueron despojadas de sus butacas y demás mobiliario. Solo algunos casos, como el del Metropolitan, son dignos de mención en cuanto a que si bien ya no son cines, fueron rescatados conservando su uso de auditorios para eventos artísticos.
El caso es que en esta ciudad de México de hoy en día sobreviven algunas de estas salas en condiciones de sitios de encuentros para hombres, y eso es lo que Julián retrata en Rabioso sol, Rabioso cielo, y que se filma en el Tacuba.
Mucho, pero mucho, hay que contar de lo que sucedió y sucederá en estos tres días, pero de entrada me parece notable que la cinta que se exhibe para efectos del rodaje, la que verán los protagonistas de Rabioso sol…,
... cuando entren a la sala inventada por Julián para su historia, es una película de Julián Hernández creada ex profeso para este rodaje. Ya desde el lobby se anuncia Bramadero, el filme erótico que Julián filmó en dos días (es un corto de aproximadamente 15 minutos), y hace aproximadamente dos meses, y con el cual, en cierta forma, se inició informalmente la producción de Rabioso sol…
Digamos que es una película de Julián Hernández dentro de una película de Julián Hernández, y una que, según él, tendrá vida propia ya que se exhibirá también de manera independiente. Por lo pronto, y a juzgar por las reacciones de los que ya la vieron proyectada en el Tacuba (oficialmente, su sala de estreno), ya son muchos los que la quieren para su colección particular.
Locación: Cine Tacuba, en la Calzada México, Tacuba. Al norte de la Ciudad.
Por: Joaquín Rodríguez.
El llamado es a las 8 de la noche, y por primera vez desde el inicio del rodaje son advertibles los rostros de numerosos actores (fuera de los cuatro protagónicos o yo), que también formarán parte del elenco en breves intervenciones.
Las escenas a filmarse hoy y los próximos dos días en este lugar corresponden a los encuentros que los protagonistas sostienen en un cine para adultos como los que todavía subsisten en el Distrito Federal.
De entrada, para quien no lo sepa, resulta sumamente interesante el fenómeno de estos cines, que proyectan viejas cintas eróticas de los 70 de naturaleza heterosexual, pero para una audiencia primordialmente masculina que realmente no muestra ningún interés por ver estas películas, sino que aprovecha la obscuridad de estas salas para “ligar” (por no decir tener relaciones fugaces), con otros hombres.
Estas salas, por otra parte, como lo son el Cine Teresa, el Río, y el propio Tacuba, son las escasas sobrevivientes de aquellos viejos cines de antaño, galerones inmensos para cientos de espectadores, y que desaparecieron casi en su totalidad durante la pasada década.
El Cine Tacuba nunca fue un cine notable por su arquitectura ni por belleza de ningún tipo, y de hecho, no era la locación soñada por Julián ni por Roberto. De alguna manera, por tamaño, comodidad para albergar al crew, accesibilidad de su propietario, y el hecho de que sea un viejo cine que todavía se conserva activo (más no en buenas condiciones, aunque esa decadencia se presta para la historia del filme), fue esta la mejor opción para rodar, pero el Cine Teresa, en Eje Central, definitivamente era el sueño dorado de la producción. Por desgracia, no lo prestaron, así de simple, lo cual fue una lastima ya que ese sí es un local sobreviviente del pasado glorioso de las enormes y lujosas salas de cine de esta ciudad.
De hecho, luego de la negativa de los propietarios del Teresa, la búsqueda de nuevas opciones solo patentizo hasta que punto ha cambiado el panorama de la exhibición en el país, y como, por desgracia, los cines de antaño han pasado ya a mejor vida.
Unos, muchos, han sido derruidos, otros transformados en comercios, locales de banco, estacionamientos, etc; y otros más, los menos, permanecen ahí, acumulando polvo y viendo deteriorarse sus instalaciones sin que nadie haga nada. Ese es el caso del Cine Opera, un verdadero palacio que se visitó como una posible opción pero que tuvo que ser descartada ya que diez años de abandono desde la última proyección lo han convertido en una verdadera ruina.
Otras salas en ruinas, como el Ariel, fueron en su momento convertidas en multisalas, es decir, fueron mutiladas (si es que cabe tal expresión), y ahora, ya cerradas, fueron despojadas de sus butacas y demás mobiliario. Solo algunos casos, como el del Metropolitan, son dignos de mención en cuanto a que si bien ya no son cines, fueron rescatados conservando su uso de auditorios para eventos artísticos.
El caso es que en esta ciudad de México de hoy en día sobreviven algunas de estas salas en condiciones de sitios de encuentros para hombres, y eso es lo que Julián retrata en Rabioso sol, Rabioso cielo, y que se filma en el Tacuba.
Mucho, pero mucho, hay que contar de lo que sucedió y sucederá en estos tres días, pero de entrada me parece notable que la cinta que se exhibe para efectos del rodaje, la que verán los protagonistas de Rabioso sol…,
... cuando entren a la sala inventada por Julián para su historia, es una película de Julián Hernández creada ex profeso para este rodaje. Ya desde el lobby se anuncia Bramadero, el filme erótico que Julián filmó en dos días (es un corto de aproximadamente 15 minutos), y hace aproximadamente dos meses, y con el cual, en cierta forma, se inició informalmente la producción de Rabioso sol…
Digamos que es una película de Julián Hernández dentro de una película de Julián Hernández, y una que, según él, tendrá vida propia ya que se exhibirá también de manera independiente. Por lo pronto, y a juzgar por las reacciones de los que ya la vieron proyectada en el Tacuba (oficialmente, su sala de estreno), ya son muchos los que la quieren para su colección particular.